El cifrado homomórfico completo supone un cambio de paradigma para los contratos inteligentes al posibilitar la ejecución de cálculos sobre entradas cifradas sin exponer los datos subyacentes, ni a la blockchain ni a la lógica del contrato. Los contratos inteligentes tradicionales se caracterizan por su transparencia inherente: todos los parámetros, variables de estado y operaciones son accesibles para cualquier participante de la red. Si bien esta apertura facilita la auditoría, descarta casos de uso en los que la confidencialidad resulta imprescindible. Transacciones financieras, historiales médicos, datos de la cadena de suministro y credenciales de identidad son ejemplos donde la transparencia lleva aparejados riesgos inaceptables.
Al incorporar cifrado homomórfico completo, los contratos inteligentes pueden procesar entradas cifradas y ofrecer las mismas propiedades de ejecución verificable que caracterizan a las aplicaciones descentralizadas. El resultado es el denominado “contrato inteligente confidencial”: un contrato con funcionamiento equiparable al tradicional, pero que nunca expone los datos que manipula. Recibe textos cifrados, opera directamente sobre ellos y devuelve resultados cifrados. Solo el propietario de los datos puede descifrar el resultado, manteniendo la privacidad y beneficiándose de la inmutabilidad y las garantías de consenso de la blockchain.
La arquitectura de un contrato inteligente habilitado para FHE difiere notablemente de la de un contrato convencional. La principal diferencia reside en la forma en que los datos circulan por el sistema. Los usuarios cifran sus datos de manera local empleando claves públicas antes de enviarlos a la blockchain. Estos datos cifrados, o textos cifrados, pasan a ser la entrada de la lógica del contrato desplegada en la cadena. A diferencia de los sistemas de pruebas de conocimiento cero, que aportan pruebas de corrección sin exponer las entradas, FHE permite al contrato ejecutar el cálculo íntegro sobre los datos cifrados.
Un contrato inteligente FHE suele estructurarse en tres capas. La primera abarca el proceso de cifrado y descifrado, que recae fuera de la cadena sobre el propietario de los datos. La segunda corresponde al entorno de ejecución del contrato, en el que se realizan operaciones aritméticas o lógicas sobre textos cifrados mediante funciones homomórficas. La tercera es el mecanismo de verificación, que acredita la integridad y validez de los resultados. Según la implementación, estas verificaciones pueden requerir pruebas criptográficas adicionales, como atestaciones de conocimiento cero, para confirmar la fidelidad de los cálculos realizados.
Esta arquitectura demanda nuevos elementos primitivos ausentes en los marcos de contratos inteligentes convencionales. Sumas y multiplicaciones homomórficas, así como compuertas booleanas, reemplazan la aritmética estándar; además, se requieren sistemas de gestión de claves especializados que admitan tanto claves de cifrado (para los usuarios) como claves de evaluación (para el contrato). La administración eficiente y segura de estos componentes resulta esencial para que FHE sea viable en entornos descentralizados.
Uno de los principales avances para introducir el cifrado homomórfico completo en ecosistemas blockchain existentes es FHEVM, iniciativa liderada por Zama. FHEVM adapta la Ethereum Virtual Machine (EVM) para operar sobre datos cifrados. Introduce variables de estado cifradas, transacciones cifradas y códigos de operación optimizados para textos cifrados, lo que permite ejecutar la lógica del contrato sin necesidad de descifrar los datos. Este modelo mantiene la compatibilidad con las herramientas actuales de EVM, a la vez que añade una capa de confidencialidad.
En FHEVM, cada contrato conserva un estado cifrado, de modo que incluso los valores almacenados resultan ilegibles para la red. Cuando un usuario presenta una transacción, cifra las entradas utilizando una clave pública de evaluación y envía el texto cifrado a la blockchain. El contrato inteligente procesa el texto cifrado aplicando operaciones homomórficas definidas por el esquema FHE, normalmente TFHE por su eficiencia en compuertas lógicas, y genera una salida cifrada. El usuario descifra el resultado localmente con su clave privada.
Una innovación clave de FHEVM es la separación entre cifrado y verificación. Aunque la blockchain no vea los valores en claro, sí puede comprobar la integridad de la lógica del contrato porque las operaciones sobre textos cifrados son deterministas. Combinado con el consenso, esto asegura que todos los nodos alcanzan el mismo estado cifrado sin necesidad de acceder a los datos originales.
La ejecución de cálculos homomórficos completos directamente en la cadena sigue siendo muy costosa, tanto en términos computacionales como de consumo de gas. Para solventar esta limitación, diversas arquitecturas recurren a coprocesadores off-chain. En este modelo, la blockchain registra las entradas cifradas y las transiciones de estado, pero los cálculos intensivos se efectúan fuera de la cadena en entornos especializados y optimizados para operaciones FHE. Una vez concluido el cálculo, el coprocesador remite el resultado cifrado de nuevo a la blockchain para proceder a la actualización del estado.
Esta división funcional sigue la línea de tendencias como los rollups de conocimiento cero y los rollups optimistas, donde la escalabilidad se logra desacoplando la ejecución del consenso. En los contratos inteligentes FHE, los coprocesadores permiten abordar cargas de trabajo complejas—como inferencia de machine learning cifrada o cálculos multipartitos—sin saturar la capa base con operaciones criptográficas pesadas. Proyectos como Fhenix exploran activamente este diseño, integrando rollups FHE con Ethereum para proporcionar entornos de ejecución confidenciales y de confianza minimizada.
El reto reside en garantizar la ausencia de confianza en la computación off-chain. Para ello, técnicas como la computación verificable y las pruebas zk pueden complementar FHE, permitiendo que la blockchain confirme que el resultado cifrado refleja un cálculo válido, aun sin acceso al texto en claro. Este enfoque híbrido combina las ventajas de tecnologías diversas de preservación de la privacidad para crear contratos confidenciales más seguros y escalables.
La gestión de claves es uno de los aspectos más determinantes en el despliegue de contratos inteligentes FHE. A diferencia del cifrado tradicional, donde un único usuario controla tanto las claves de cifrado como de descifrado, FHE exige un tratamiento cuidadoso de varios tipos de clave. Los usuarios cifran sus entradas con una clave pública, mientras el contrato realiza cálculos mediante una clave de evaluación derivada del mismo par de claves. Solo el usuario posee la clave secreta para descifrar, lo que implica que la blockchain en ningún momento accede a los datos en claro.
Este modelo plantea varios interrogantes. ¿Cómo pueden interactuar múltiples usuarios en un mismo contrato si cada cual conserva su propia clave secreta? Una solución es el FHE umbral, en el que el descifrado exige colaboración de varias partes, garantizando que ningún usuario pueda descifrar salidas sensibles de forma independiente. Otra posibilidad es la generación de claves de evaluación compartidas, que permiten operaciones conjuntas sin sacrificar la privacidad individual. Ambos esquemas se investigan actualmente en entornos descentralizados, donde la interoperabilidad y la confianza mínima son esenciales.
El control de acceso también se ve afectado cuando los datos están cifrados. Las comprobaciones de permisos convencionales, basadas en atributos en claro, resultan inviable; en su lugar, deben evaluarse políticas cifradas o etiquetas criptográficas de manera homomórfica. Este ámbito está todavía en fase experimental, con propuestas que combinan cifrado basado en atributos y FHE para aplicar permisos granulares en contratos inteligentes confidenciales.
La capacidad de calcular sobre datos cifrados posibilita nuevas categorías de aplicaciones descentralizadas hasta ahora impracticables en blockchains transparentes. En las finanzas descentralizadas, FHE permite mercados de préstamos confidenciales donde los valores de las garantías y las condiciones de los préstamos se mantienen privados, pero ejecutables. Los creadores automáticos de mercado podrían procesar operaciones sin exponer posiciones de liquidez ni estrategias de trading, mitigando el riesgo de front-running y de extracción de valor por parte de los mineros.
En el ámbito de gobernanza, el cifrado homomórfico completo permite el voto privado en DAOs. Los miembros pueden enviar papeletas cifradas y el contrato inteligente puede realizar el escrutinio homomórficamente, produciendo un resultado verificable, pero confidencial. Esto garantiza la privacidad de los votantes a la par que la integridad y la transparencia del proceso de decisión.
Más allá de las finanzas y la gobernanza, FHE abre escenarios para la gestión descentralizada de identidad y datos sanitarios. Las personas podrían acreditar su elegibilidad o compartir información médica sin revelar detalles sensibles. Los modelos de IA podrían ejecutar inferencias sobre conjuntos de datos cifrados, habilitando aprendizaje automático colaborativo donde ni el titular de los datos ni el proveedor del modelo exponen activos propios.
Pese a todo su potencial, el cifrado homomórfico completo sigue siendo considerablemente más exigente a nivel computacional que la criptografía tradicional e incluso que los sistemas de pruebas de conocimiento cero. El coste de las operaciones homomórficas, en especial las multiplicaciones y el bootstrapping, puede mermar de forma significativa el rendimiento de las transacciones y las tarifas de gas. Por ello, en la actualidad se priorizan casos de uso con bajo volumen de transacciones pero elevados requisitos de privacidad, como DeFi institucional o gobernanza privada.
Los avances recientes en diseño de esquemas y aceleración por hardware están paliando estos retos. El bootstrapping submilisegundo de TFHE y las unidades especializadas de procesamiento homomórfico minimizan la latencia, mientras las arquitecturas híbridas trasladan los cálculos intensivos a coprocesadores o rollups. Sin embargo, la tecnología se encuentra aún en una fase incipiente, y su adopción extensiva dependerá de mejoras continuas en el rendimiento y de la estandarización de librerías y frameworks.
Otra limitación relevante es la accesibilidad para desarrolladores. Aunque librerías como TFHE‑rs y el SDK de Fhenix reducen barreras, desarrollar aplicaciones FHE hoy requiere conocimientos sobre presupuestos de ruido, empaquetado de textos cifrados y complejidades en la gestión de claves. La maduración de abstracciones y herramientas será decisiva para que los contratos inteligentes confidenciales alcancen el desarrollo blockchain generalista.