La economía estadounidense se encuentra en un momento crucial, y la decisión de la tasa de interés de la Reserva Federal (FED) en septiembre es muy esperada. Actualmente, la presión inflacionaria ha disminuido, pero la tasa de desempleo muestra una tendencia a subir. En este contexto, si la Reserva Federal (FED) opta por mantener la tasa de interés actual sin cambios, podría obstaculizar innecesariamente la recuperación económica y el mercado laboral.
La tasa de interés de política de la Reserva Federal (FED) se mantiene en el rango del 4.25%-4.50%, mientras que la tasa de inflación ha bajado a alrededor del 2.7%. Este entorno de alta tasa de interés real puede inhibir la disposición a invertir de las empresas y la capacidad de consumo de los hogares, exacerbando la presión en el mercado laboral. Es importante señalar que los riesgos de inflación que preocupa a la Reserva Federal (FED) provienen principalmente del lado de la oferta, y no de una demanda sobrecalentada; mantener tasas altas podría tener un impacto negativo en la tasa de empleo.
Más importante aún, si La Reserva Federal (FED) no baja las tasas de interés en septiembre, romperá las expectativas generalizadas del mercado, lo que podría desencadenar una fuerte volatilidad en los mercados financieros. En este caso, los precios de los activos como acciones, bonos, divisas y criptomonedas podrían experimentar una gran revalorización, formando así un posible ciclo negativo:
Mantener altas tasas de interés → Desencadenar ventas masivas en el mercado → La caída de los precios de los activos provoca un endurecimiento del crédito → La contracción del crédito afecta a la economía real → La caída económica agrava el pánico en el mercado
Una vez que este ciclo negativo comienza, incluso si la Reserva Federal (FED) decide bajar las tasas de interés en octubre, puede ser difícil revertir rápidamente la situación. Por lo tanto, la decisión sobre la tasa de interés de septiembre es crucial para la dirección de la economía estadounidense; la Reserva Federal (FED) necesita sopesar cuidadosamente todos los factores para evitar posibles reacciones en cadena en la economía.
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La economía estadounidense se encuentra en un momento crucial, y la decisión de la tasa de interés de la Reserva Federal (FED) en septiembre es muy esperada. Actualmente, la presión inflacionaria ha disminuido, pero la tasa de desempleo muestra una tendencia a subir. En este contexto, si la Reserva Federal (FED) opta por mantener la tasa de interés actual sin cambios, podría obstaculizar innecesariamente la recuperación económica y el mercado laboral.
La tasa de interés de política de la Reserva Federal (FED) se mantiene en el rango del 4.25%-4.50%, mientras que la tasa de inflación ha bajado a alrededor del 2.7%. Este entorno de alta tasa de interés real puede inhibir la disposición a invertir de las empresas y la capacidad de consumo de los hogares, exacerbando la presión en el mercado laboral. Es importante señalar que los riesgos de inflación que preocupa a la Reserva Federal (FED) provienen principalmente del lado de la oferta, y no de una demanda sobrecalentada; mantener tasas altas podría tener un impacto negativo en la tasa de empleo.
Más importante aún, si La Reserva Federal (FED) no baja las tasas de interés en septiembre, romperá las expectativas generalizadas del mercado, lo que podría desencadenar una fuerte volatilidad en los mercados financieros. En este caso, los precios de los activos como acciones, bonos, divisas y criptomonedas podrían experimentar una gran revalorización, formando así un posible ciclo negativo:
Mantener altas tasas de interés → Desencadenar ventas masivas en el mercado → La caída de los precios de los activos provoca un endurecimiento del crédito → La contracción del crédito afecta a la economía real → La caída económica agrava el pánico en el mercado
Una vez que este ciclo negativo comienza, incluso si la Reserva Federal (FED) decide bajar las tasas de interés en octubre, puede ser difícil revertir rápidamente la situación. Por lo tanto, la decisión sobre la tasa de interés de septiembre es crucial para la dirección de la economía estadounidense; la Reserva Federal (FED) necesita sopesar cuidadosamente todos los factores para evitar posibles reacciones en cadena en la economía.